Columna de Monserrat Candia Rocha, Cientista Política. Seremi de Agricultura de la Región Metropolitana de Santiago.
«El agua se bebe, el aire se respira, pero el suelo no se come; solo intuimos que nos alimenta indirectamente», Profesor Winfried Blum, Presidente de la Sociedad Internacional de la Ciencia del Suelo (IUSS).
Cada 5 de diciembre se conmemora el día Mundial del Suelo, como una fecha que nos invita a reconocer y resignificar la importancia del suelo, que es la base de la vida vegetal y animal.
El suelo en general está compuesto por diversos componentes como la materia orgánica, minerales, agua, aire junto con macro y microorganismos.
Crear una capa de suelo puede tardar ciento o miles de años a escala geológica, y su formación estará determinada por condiciones físicas, climáticas, morfológicas, geoquímicas propias de cada territorio, pero si llevamos estos cientos o miles de años a escala humana ¿podemos aseverar que es un recurso renovable? O más bien, dicho de otro modo ¿a escala humana el suelo es un recurso finito, no renovable? Estas son preguntas que nos invitan a reflexionar sobre la importancia que merecen la protección, conservación y recuperación de los suelos en general, porque cada uno de ellos alberga componentes necesarios para sostener nuestra presencia civilizatoria.
“La historia humana no resiste la idea feroz de la edad geológica: ante las eras, todo está condenado al olvido absoluto” (Francesca Gargallo Celentani, La costra de la Tierra)
Incluso cuando hablamos de los desafíos y decisiones que tenemos como sociedad frente a la triple crisis climática, (contaminación, pérdida de biodiversidad y cambio climático), pareciera ser que el “suelo” pasa desapercibido de los grandes debates nacionales y foros internacionales, quedando encapsulado en espacios académicos de discusión técnico- científica, sin que haya surgido en comparación a otros debates ecológicos y ambientales. Si bien las luchas por el agua se han situado en medios con grandilocuentes titulares y es uno de los elementos de la naturaleza que permite la vida como la conocemos, el suelo aun no obtiene una distinción o un real reconocimiento dentro de los elementos que sostiene (literalmente nos sostiene) las diversas actividades que la humanidad ha desarrollado a lo largo de su historia y que nos desafía a diario a buscar oportunidades que nos permita enfrentar un futuro más alentador, porque sabemos (ya ha sido sobre diagnosticado) que los procesos de erosión, compactación y desertificación se han acelerado a escala planetaria, ya sea por su uso intensivo, tanto por la pérdida de materia orgánica y fertilidad, como por una frágil planificación territorial, o por la afectación que provocan los incendios forestales, las lluvias e inundaciones, la sequía, entre otros factores.
Causas y efectos sobre el suelo, que en los territorios rurales se evidencia de manera diaria y provoca incertidumbre, más aún en la región metropolitana de Santiago, donde la propia ruralidad también se invisibiliza y se escabulle del pensamiento y del accionar. Sin embargo, relevo en esta conmemoración la necesidad de que la “tierra” debe tener una figuración preponderante, dado la gran cantidad de personas que habitamos en ella y otros que dependen directa o indirectamente de ella. Re-pensar y poner en valor la horticultura de Lampa, María Pinto; la producción frutícola de Melipilla, Paine e Isla de Maipo es reconocer el trabajo de campesinas y campesinos de la región metropolitana, quienes con su trabajo están presentes en las mesas de los millones de habitantes del Santiago urbano, proveyendo de alimentos de calidad, inocuos y sanos para nuestro bienestar y que son la base fundamental para promover la soberanía para la seguridad alimentaria.
En el marco de este día de conmemoración, desde Agricultura nutrimos nuestro compromiso de fortalecer la protección de los suelos por sobre todo ante la aprobación en general del Sistema de Incentivos para la Gestión Sostenible de los Suelos Agropecuarios (SIGESS), iniciativa promovida por el Ministerio de Agricultura, que favorecerá a la recuperación y conservación de los suelos degradados en beneficio de la Agricultura Familiar Campesina del país. A nivel regional destacamos el trabajo de los servicios del agro, SAG- CONAF- INIA-INDAP y a sus profesionales y técnicos, que trabajan día a día con productores, mujeres rurales, labradoras de la tierra y jóvenes que habitan la ruralidad, quienes se han comprometido con la construcción de una agricultura resiliente, sostenible e innovadora por y para el futuro de la región metropolitana que soñamos.