Columna de Opinión de Patricio Medina Johnson, Presidente FEUSACH 2016-2017, Presidente Juventud Partido Regionalista Verde.
La Universidad de Santiago de Chile (USACH) ha alcanzado un hito histórico. Después de 43 años cuenta su propio estatuto orgánico, que otorga autonomía a la universidad para la democratización efectiva de cuerpos colegiados e incidencia en la toma de decisiones, esta vez de forma triestamental. Este hito simboliza un logro institucional que refleja el esfuerzo colectivo de múltiples generaciones de estudiantes, académicos y funcionarios que encarnan el compromiso institucional de una comunidad y el desarrollo del país.
A lo largo de su historia, la USACH ha sido más que una institución educativa; ha sido un bastión de lucha de las clases trabajadoras que han buscado acceder a una educación superior de calidad, donde la voz del joven popular resuena en la búsqueda de justicia y equidad social. En este sentido, estos nuevos estatutos reafirman el rol de la universidad del pueblo, aquella que lleva en su esencia la historia y las aspiraciones de los jóvenes chilenos.
En estos nuevos estatutos, la inclusión y representatividad es uno de los aspectos más destacados y anhelados por toda la comunidad universitaria. Desde hoy, los estudiantes y funcionarios tendrán la posibilidad de elegir a su máxima autoridad, a los decanos, jefes de departamento.
La participación activa de la comunidad en la toma de decisiones se convierte en una herramienta fundamental para construir un entorno democrático. En un contexto donde nuevas voces aparecen en el debate público, estos lineamientos presentan un intento decidido de equilibrar el poder y dar cabida a todas las perspectivas.
En estos nuevos estatutos resalta la importancia de la USACH como un actor relevante en la una época que transita a la postmodernidad. Este nuevo marco normativo reafirma el compromiso con una educación superior inclusiva y de calidad y posiciona a la universidad como un espacio de innovación que se atreve a mirar hacia el futuro.
Por supuesto, este avance no está exento de desafíos. La transición hacia una nueva cultura organizacional, mediante los reglamentos requerirá un esfuerzo conjunto para todos los miembros de la comunidad. Enfrentar la resistencia al cambio con una perspectiva de transformación, será clave para avanzar hacia un entorno participativo y democrático.
Es esencial que las autoridades universitarias combatan la falta de información sobre el funcionamiento de los nuevos estatutos, y sostengan un sistema de evaluación y retroalimentación con la comunidad. La incorporación de mecanismos que permitan hacerse cargo de las opiniones y sugerencias de toda la comunidad universitaria será vital para asegurar que los cambios realmente respondan a las necesidades.
En conclusión, los nuevos estatutos orgánicos representan una apuesta hacia la modernización e inclusión, materializando el esfuerzo de décadas de estudiantes y funcionarios que han visto en la USACH un símbolo de sus luchas y aspiraciones. Este logro es un triunfo colectivo que reafirma el compromiso con las voces y necesidades del joven popular chileno, demostrando que el cambio es posible y que la educación superior puede ser un espacio de diálogo, innovación y crecimiento comunitario.