Columna de Opinión de Flavia Torrealba, Presidenta de la Federación Regionalista Verde Social.

El pasado 7 de julio le tocó sesionar al Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático, instancia que busca proponerle al presidente de la República, políticas y criterios para avanzar en temas de sustentabilidad. En la ocasión, los y las ministras debían votar la aprobación del área marina costera protegida para múltiples usos en la zona del Archipiélago de Humboldt, abarcando zonas de Coquimbo y Atacama. Esto, con el fin de resguardar la rica, y a la vez, frágil biodiversidad marina y terrestre que allí existe. Finalmente, la decisión se postergó para fines de mes, aludiendo, por parte de algunos ministros, falta de certeza para la instalación de los megaproyectos mineros proyectados en la zona: Dominga o Puerto Cruz Grande, de avanzar la propuesta de conservación.

La idea de proteger la zona nació hace casi quince años desde las mismas comunidades, lo que ha sido respaldado por los gobernadores de ambas regiones, ya que saben lo que está en juego. Son los mismos sindicatos de pescadores, las comunidades de algueros, emprendedores turísticos y de la alimentación, quienes han levantado la voz para defender lo que ha sido el sustento para sus familias; son sus actividades productivas, las que saben, son incompatibles con proyectos altamente contaminantes y destructivos para el medio ambiente, como lo son Dominga y Puerto Cruz Grande. Como Regionalistas Verdes sabemos que la naturaleza pide a gritos cambiar nuestra relación con ella, basta de seguir como si nada pasara. Estamos viviendo una crisis climática dramática: Europa se calcina con temperaturas récord, los polos se derriten día a día y en Chile nos inundamos con lluvias altamente concentradas. Entonces nos preguntamos qué más tiene que suceder para comprender que tenemos la oportunidad de conservar, proteger y ser guardianes de ecosistemas únicos en el planeta, más aún cuando la comunidad científica respalda su cuidado. Aún seguimos creyendo que el gobierno que se declaró ecologista, y del cual somos parte, no nos defraudará y estará a la altura de la defensa de la vida.