Columna de Opinión de Carolina Fernández González, Dirigenta Federación Regionalista Verde Social, vinculada al área de la Discapacidad y la Salud Mental.
Soy trabajadora del mundo de la salud mental, rancagüina, y por más de 20 años he participado diariamente apoyando a la Agrupación Rancagua de Familiares y Amigos de Personas Afectadas por Enfermedades Psiquiátricas Discapacitantes (AFADIPS). Junto con eso también soy representante del Consejo Regional de la Sociedad Civil del Servicio Nacional de la Discapacidad y como terapeuta de profesión, trabajo con personas afectadas por la vulnerabilidad, drogas y alcohol.
En los últimos años todos/as nos hemos percatado de cómo el cambio climático ha cambiado nuestras formas de vida: las lluvias tan necesarias en los meses de invierno son cada vez más escasas, las altas temperaturas parecen llegar a niveles nunca antes vistos por nuestra generación y los niveles de nieve son cada vez menores. Eso en el plano nacional, puesto que en otros países vemos inundaciones gigantescas, incendios incontrolables, entre otros fenómenos atípicos, que no conocíamos. Ante este escenario tan pesimista respecto al clima, aumenta significativamente el estrés y preocupación por el futuro.
En la literatura, esto ya se ha denominado como Eco-ansiedad, y el aumento de consultas vinculadas con estos temas ha sido creciente a lo largo del mundo. No podría ser distinto, pues esto afecta nuestro diario vivir, nuestra planificación familiar y nuestro trabajo, entre otras cosas. Y esto, sin dudas, repercute en nuestra salud mental, aumentando el estrés, provocando preocupación obsesiva, ahogo, alteración del sueño e incluso angustia.
Como terapeuta vinculada al área de la salud mental y declarada medioambientalista, asumo que el cuidado de la salud mental y el medio ambiente son de vital importancia. Espero que en el corto plazo podamos poner los dos puntos en el centro de la discusión, por un lado, que como país se entreguen los apoyos necesarios para fortalecer la protección de la salud mental de la población, y para eso es fundamental aumentar los recursos que el Estado destina en esta materia. Y por otro, es fundamental, dar las señales correctas en relación al cuidado y preservación del medio ambiente, por ejemplo, con la firma del tratado de Escazú (primer gran pacto medioambiental de América Latina y el Caribe).