Columna de Opinión de Jaime Mulet, Presidente FREVS y Diputado por la región de Atacama.

El Presidente Boric, siendo candidato y luego ya Presidente señaló que no promovería los nuevos retiros y comprometió un nuevo sistema de pensiones junto con la extinción del sistema de AFP.

Producto de un gran esfuerzo articulador, desde Apruebo Dignidad hasta el Socialismo Democrático y otros partidos, se logró un pacto de administración de la Cámara favorable al gobierno, instalando a un representante de uno de los partidos que lo apoyan en la presidencia, el diputado PPD Raúl Soto.

El martes 15 de marzo un conjunto de diputados afines al PPD, liderados por René Alinco, junto a algunos DC y un RN, presentan otro proyecto de retiro de fondos (ya estaba el de Pamela Jiles) y el día  21 de marzo a solo diez días del comienzo del gobierno y del nuevo Congreso, el recién asumido presidente de la Cámara cambia sorpresivamente la interpretación sostenida por el secretario general y el anterior presidente que había establecido que los proyectos de reforma constitucional sobre nuevos retiros de las AFP no se podían comenzar a discutir sino hasta un año después de haberse rechazado un proyecto similar, lo que ocurrió  en diciembre del 2021.

Soto sometió a votación su interpretación y logró que se acogiera, abriéndose paso a la discusión inmediata de nuevos retiros. Deliberadamente o no, el cambio de criterio coloca al novel y aun inexperto equipo político en un desafío de proporciones y el quinto retiro se toma la agenda. Jiles y Alinco son los protagonistas, seguidos por un grupo de parlamentarios de gobierno (mayoría PPD), algunos DC y otros de derecha.

Sin duda que el Presidente Boric, a quien conocí y aprendí a valorar como diputado, como una persona estudiosa, dúctil e inteligente, actúa interpretando el sentimiento ciudadano y se abre a una fórmula para salvar el impasse, y además del plan de reactivación inclusivo Chile Apoya, presentó un proyecto de ley que permite el uso de los fondos de pensiones en una serie de situaciones de urgencia y que nadie podría dudar que es beneficioso para la gente.

Quienes fuimos  promotores de los retiros, durante el gobierno de Piñera, lo hicimos como una autoayuda de los propios chilenos ante la crisis política y sanitaria que azotó al país y ante la indolencia del gobierno. Por eso valoramos los esfuerzos del nuevo gobierno, por ofrecer un retiro que armonice en parte las necesidades de las familias con las rigideces de un modelo económico que los tecnócratas se resisten a cambiar.
Además, sus ministros han expresado que adelantarán la presentación de un proyecto para terminar con un sistema previsional que ha demostrado servir a los intereses de unos pocos, causando angustia y zozobra a los millones de chilenos que fueron obligados a ingresar a las AFP.


En lo ocurrido durante la votación de los proyectos de retiro
 hay errores desde el gobierno, pero también los hay —y los más graves— de parlamentarios “de gobierno”, que parecen buscar más su protagonismo que las soluciones.

Pamela Jiles sabe lo que hace. Es inteligente, y su plan es “acentuar las contradicciones” y polarizar, provocar el colapso del sistema político y la derrota de Boric para desatar un proceso revolucionario a su gusto. Su encono al Presidente Boric es público y evidente.

La derecha, como era esperable, hace lo suyo y actúa con muy poca visión. Se contradice al querer aprobar ambos retiros y no apoyar a Marcel, al que hace un mes atrás calificaba como una garantía de responsabilidad. La mayoría de sus líderes no son capaces de ver lo que viene más adelante porque su propósito, al igual que Jiles, es promover el fracaso de Boric y su gobierno a cualquier precio. Los extremos se encuentran.

Personalmente, confío en que en las filas oficialistas prime la cordura. Es mucho lo que se juega hoy.   No se trata sólo de la instalación y la estabilidad de un gobierno transformador, que por definición cuenta con la férrea oposición de toda la derecha y de los grupos económicos, sino que de asegurar un proceso real de cambios que la mayoría del país viene demandando por décadas y que, desde la revuelta de octubre del 2019, se hicieron insostenibles y que ratificó luego con el plebiscito constitucional y la elección de la Convención, todo ello con amplias mayorías que son las que pusieron a Boric en la Presidencia para que custodie el proceso.

Tarde o temprano, el Presidente deberá afinar su equipo, y el gobierno encontrará su eje asentado en el PC y el PS que tendrán que superar sus disputas, con la ayuda de los regionalistas verdes y lo mejor del FA. Y para tener mayoría en el Parlamento, deberá entenderse con la DC, que busca su identidad, y con la parte de la derecha que tiene un verdadero compromiso social, que espero brote pronto, porque ha estado ausente desde que Mario Desbordes salió de la primera línea y Ossandón siga siendo aún una figura solitaria.